Jugar al Cuadrado: páginas

martes, 31 de mayo de 2011

MECHANLOU, caperucita roja en cartas

Djeco es una casa francesa especializada en juegos, manualidades y juguetes educativos. Y es una de las joyas de JugarXJugar debido a la gran calidad de sus productos, entre lo que destaca especialmente sus magníficos diseños, modernos y muy cuidados. Las presentaciones de sus productos son esplendidas, con un equipo de ilustradores ante los que no cabe más que sacarse el sombrero y gritar "¡¡Chapeau!!".

Su colección de juegos de cartas es sencillamente preciosa, y cada año suelen sacar tres o cuatro novedades dentro de este apartado. En este 2011 una de esas novedades es "Mechanlou", el juego que os voy a presentar.

"¡Cuidado, caperucita!, !tacirupeca jaro!"

"Mechanlou" nos sumerge en el mundo del cuento de Caperucita Roja: lobos, bosques, cazadores, la abuelita...¡y caperucita, claro!

El juego está recomendado para niños y niñas a partir de 4 años, así que podemos imaginar que estamos ante un juego muy sencillo. Y así es. Pero no hemos de confundir sencillo con tonto. "Mechanlou" es un juego interesante dentro de su sencillez.

El juego consiste en conseguir un set de seis cartas que completan de forma resumida el cuento de Caperucita Roja. Al situar las cartas numeradas del 1 al 6 de forma ordenada vemos como aparece la secuencia de la historia.

1. La mama de Caperucita le da la cestita
2. Caperucita va contenta por el bosque, pero...¡cuidado, detrás del árbol!
3. Caperucita se entretiene recogiendo flores para la abuelita
4. El lobo llega a casa de la abuelita, con intención de emular a Hannibal Lecter
5. Caperucita se sorprende de las orejas, manos, boca...¿abuelita?
6. El cazador ha dado buena cuenta del lobo rescatando a Caperucita y familia


- "!!Eeepppp¡¡" -direis- "Pero en la primera foto del artículo se ve una carta en la que aparece un lobo, y no tiene número ninguno"- y no podré más que daros la razón.

Cierto. Tenemos cartas numeradas del 1 al 6 y cartas en las que aparece un lobo. Y también hay que distinguir entre las cartas de juego, de forma rectángular, y las cartas de bosque, que son esas con forma de copa de árbol...¿Qué para qué sirven?...¡Ahora voy!

Para empezar a jugar vamos a barajar las cartas rectángulares por un lado, y por el otro lado vamos a barajar las cartas de bosque. Vamos a repartir cinco cartas por jugador y vamos a colocar boca abajo un círculo de ocho cartas de bosque. En total hay ocho cartas de bosque en las que aparece un cazador y ocho en las que aparece un lobo, así que cuando hacemos el despliegue inicial no tenemos ni idea si hay muchos lobos o pocos entre las ocho cartas que situamos en el círculo.

Para jugar, en su turno un jugador va a escoger una de sus cinco cartas y puede:

- si es una carta con un número, bajarla delante suyo si ese número aún no lo tiene frente a si. Sin embargo, el 6 es una excepción ya que no puede bajarse hasta que los otros cinco números no los tenga bajados . A continuación tomar una nueva carta del mazo

- descartarse de una carta si ese número ya lo tiene y tomar una nueva carta del mazo

- hacer un ataque con una carta de lobo. En ese caso, elige a otro jugador y juega el lobo sobre una carta que contenga un número que él aún no tenga delante. Ese jugador tiene que elegir una de las ocho cartas de bosque y levantarla. Si es un cazador, el atacado dice "Pum" y pone la carta de lobo en la pila de descartes, y pone una nueva carta de bosque en el círculo, descartando asimismo la carta de bosque que se ha mostrado. Pero si el dibujo que aparece en el bosque es y un lobo, entonces el jugador atacante se queda la carta numérica que ha elegido para el ataque. En cualquier caso, el jugador en turno toma una nueva carta del mazo.

El juego termina en el momento en que un jugador tiene las cartas númeradas del 1 al 5 delante suyo, y de su mano puede bajar el final de la historia que es la carta número 6.

Un par de cuentistas

"Mechanlou" nos puede servir de excusa tambien para sacar el libro de cuentos clásicos y leer alguna de esas historias que nos leían nuestros padres y abuelos cuando nosotros eramos niños.

¡Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado!

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