SESIONES DE JUEGO: SIDI BABA y sus 40 ladrones en un bote cósmico buscando fortuna y gloria y huyendo de los Gangsters

Una vez más, y van cuatro, tuvimos el placer de disfrutar de la “Thursday Night Fever” en JugarxJugar. Gran afluencia de amigos con los que pudimos gozar de una noche lúdica llena de experiencias. Ante todo queremos agradecer vuestra presencia y el detalle de traer ricos manjares para esos momentos de hambruna, más cuando la sesión se alargó casi hasta las dos de la madrugada.
La noche se inició con dos juegos muy diferentes en dos mesas de cinco. Por un lado, algunos se embarcaron en la ardua tarea de recuperar tesoros perdidos con “Fortune & Glory”, cual émulos de Indiana Jones. 

Un juego de gran porte con un montón de cartas, figuritas, monedas… lo que en nuestro mundillo se llama “ameritrash”. Cada jugador encarna un personaje con características muy diferentes, desplazándose por un mapa de todo el mundo a la busca de esos tesoros míticos y enfrentándose a enemigos tan clásicos como los nazis o los gánsteres. Muchas tiradas de dados y situaciones al límite por lo que pude ir viendo. Los participantes encontraron a faltar, tal vez, un poco más de interacción entre los jugadores. Por “interacción”, entiéndase las ganas de putear al contrario, sobre todo a Nathan que se disparó en la partida y no hubo manera de frenarlo.

En la mesa de al lado se encontraban en una galaxia muy, muy, lejana. Pero no, nada de Star Wars, sino una partidita de “Cosmic Encounters”, un clásico de los ochenta recientemente reeditado en castellano.

Aquí, la interacción es máxima, pues los jugadores se meten en la piel (o similar) de razas alienígenas dispuestas a expandirse por el espacio a costa de sus vecinos. Un juego de mecánicas muy simples, pero con un gran componente de negociación y puñalada trapera. Los jugadores se veían muy metidos y el nivel de las discusiones/negociaciones fue creciendo por momentos (ayudado por una cierta indefinición en alguna regla). Cada raza tiene un poder diferente y el saber aprovecharlo y saber, también, llorar lo suficiente son la clave para la victoria. Al final, victoria compartida entre Charlie y Miriam que se conchabaron para ello de manera bastante rastrera, por lo que me pareció ;-).

Acabadas ambas partidas casi al mismo tiempo, algunos de los presentes nos dejaron, al tiempo que se nos unió el amigo Marc Figueras con un “Sidi Babá” bajo el brazo. Apretándonos un poquito todos pudimos disfrutar de este magnífico diseño de Pere Pau “Kokorín”, pues el juego admite siete jugadores y éramos ocho. 

El traductor de Sidi Baba ejerciendo de "malo" del laberinto de cuevas

Marc se puso como director del juego, pues la mecánica recuerda un poco a un juego de rol, donde un “master” controla el juego mientras el resto nos internamos en la misteriosa cueva de Alí-Babá. Pues de eso va el juego, entrar en la cueva y conseguir el fabuloso tesoro de los cuarenta ladrones sin perdernos en el laberinto. 

Grandes risas resonaron en la caverna viendo a los seis personajes discutir el camino a seguir o quien debía encender la lámpara (pues debemos colaborar aún sabiendo que solo ganará el que tenga más dinero). ¿Quién podría olvidar a “la gorda”, o “el perroflauta” o “el jodío niño”? El mayor peligro (y el que decantó la partida) fue la aparición de Sherezade que nos sedujo a todos menos a Charlie y Miriam que jugaban en pareja y se quedaron toda la pasta. Al final, conseguimos salir con muy buen sabor de boca de este juego.
Para acabar, pues aún no teníamos suficiente pese al horario, se hicieron dos grupos. Uno se embarcó en un “Bote Salvavidas” mientras el resto se enfrentaban a la mafia en “The Boss”. 

En la partida de Boss no estuve pero por lo que se comentó, el juego agradó mucho siendo aconsejable jugar tres o cuatro jugadores. En cuanto al bote salvavidas fue una partida para recordar.

Yo la titularía “El bote del niño diabólico” pues todos los presentes sufrimos la capacidad de manipulación del Niño. Para quién no lo sepa este es un juego donde de cuatro a seis personajes luchan por sobrevivir en un bote en medio del mar tras el naufragio de su barco. Cada personaje tiene dentro del bote a su mayor amor y a su peor enemigo lo cual da lugar a tremebundas situaciones. Como por ejemplo El capitán y Frenchy dándole un par de soplamocos al niño para que dejara el timón libre “¡niño, deja de joder con el timoncito!”, o Sir Stephen (interpretado por Raúl) que nos tiro a todos por la borda, cargándose a tres personajes de golpe (incluido él, jajaja) o ese patético final con el capitán inconsciente y el niño remando solo hacia su salvación y la victoria. Una gran partida con una mejor compañía, pese al maldito niño que nos puso a todos en contra sin que nos diéramos cuenta.
Y así terminó la fiebre del jueves noche, a las dos de la madrugada y esperando la próxima donde seguro nos esperan nuevas y agradables experiencias en muy buena compañía.